viernes, 6 de enero de 2017

Carta Abierta a los Padres Cardenales de México


Mexicali, B. C., 05 de Enero de 2017
Año Jubilar del Centenario de las
Apariciones de María Santísima en Fátima


Eminentísimos Padres Cardenales:

+ Emmo. Sr. D. José Francisco Robles Ortega
Cardenal – Arzobispo de Guadalajara
Presidente General de la Conferencia del Episcopado Mexicano
+ Emmo. Sr. D. Norberto Rivera Carrera
Cardenal – Arzobispo Primado de México
+ Emmo. Sr. D. Carlos Aguilar Retes
            Cardenal- Arzobispo de Tlalnepantla
+ Emmo. Sr. D. Juan Sandoval Iñiguez
            Cardenal – Arzobispo Emérito de Guadalajara
+ Emmo. Sr. D. Alberto Suarez Inda
            Cardenal – Arzobispo Emérito de Morelia

                                   P R E S E N T E S . –

            Reverendísimos Padres,

            Por la presente carta reciban un cordial saludo, pidiendo a Nuestro Señor Jesucristo, Buen Pastor, por Intercesión del Inmaculado Corazón de María, les bendiga en su Ministerio Episcopal, que les ha sido confiado para salvaguardar la Verdadera Fe de la Iglesia, la Tradición Magisterial que desde siempre hemos profesado como Hijos de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

Eminentísimo Sr. D. Alberto Suarez Inda,
Cardenal - Arzobispo Emérito de Morelia
Estamos viviendo en Nuestra Iglesia, momentos decisivos para Nuestra Fe Católica, y momentos de una gran confusión. Confusión que viene de la contradicción a la Misma Sagrada Escritura, al Magisterio mismo de la Iglesia, contenida en el Catecismo, en la Doctrina de la Patrística, en todos los Venerables y Santos Concilios que la Iglesia desde hace siglos ha proclamado con su Autoridad, los Dogmas a creer para todos los cristianos. Condenando los errores y aquellas falsas doctrinas contrarias al Santo Evangelio, y que de un modo especial, se contienen en lo enseñado por el heresiarca Martín Lutero, como enseña San Pio X al decir:


“El Concilio que condenó el protestantismo fue el Sacrosanto Concilio de Trento, denominado así por la ciudad donde se celebró. Herido con esta condenación, el protestantismo, o religión reformada, encierra un amontonamiento, el más monstruoso, de errores privados e individuales, recoge todas las herejías y representa todas las formas de rebelión contra la Santa Iglesia Católica”.

             No es estar en contra de la Autoridad de Pedro, pero Padres en el Señor, ¿es lícito aplaudir a quien ha dividido la Iglesia de la manera más espantosa, que aun en la actualidad no vemos sino secuelas cada vez constantes y palpables de ello? Peor aún, ¿mostrarlo como un “auténtico testigo del Evangelio”? ¿Qué testimonio es aquel que en vez de someterse a la autoridad de Roma se revela? Los auténticos Reformadores de la Iglesia se han presentado a Roma, hablando iluminados por el Espíritu Santo, en las más difíciles circunstancias de la Fe, y de ellos sí que tenemos verdadero ejemplo heroico como verdaderos Testigos del Evangelio. Grandes Santos como lo han sido San Francisco de Asís, que denuncio al Papa la opulencia de la Jerarquía en tiempos difíciles donde los fieles exigían respuestas y se estaba perdiendo la fe, por los malos testimonios, y el Pobre de Asís, no dudo en presentarse ante Pedro en Santa Obediencia para denunciar eso.

Eminentísimo Sr. D. José Francisco Robles,
Cardenal - Arzobispo de Guadalajara
            Tenemos también el ejemplo de San Ignacio de Loyola, que tanto bien hizo a la Iglesia la Fundación de la Compañía de Jesús, para catequizar, para refutar las Herejías de Lutero, para enseñar la Obediencia a Roma, como Madre y Maestra de la Fe. El ejemplo de los Jesuitas, San Francisco de Borja, San Juan de Ávila y muchos grandes teólogos que la Iglesia venera en la Santidad de los Altares y que son verdaderos Maestros de Fe. La Gran Madre Santa Teresa de Jesús, el Sumo Pontífice San Pio V, que con verdadero dolor y Celo Apostólico contrarresto el irreparable mal de la “reforma” luterana, ¿dónde ha quedado para Nuestra Santa Madre Iglesia todo ese trabajo en defender la Fe ante la separación tan dolorosa de la Iglesia?

            Celebrar estos 500 años de la Herejía Luterana es una grave traición a Nuestro Señor Jesucristo, a todo aquello que por Gracia Divina, la Iglesia profesa, la fe que ha sido entregada a los santos de una vez y para siempre, es una traición a todos los Santos Mártires que han derramado su sangre por defender su Fe, antes de ceder ante el error protestante en cualquiera de sus variantes.

            Es cierto, Nuestra Santa Madre Iglesia, debe trabajar y buscar la unidad de todos sus hijos dispersos por el mundo, cumpliendo siempre el mandato de Nuestro Señor en el Evangelio, “Id y haced discípulos míos a todas las naciones” (Mt. 28, 19) y lograr que “todos sean uno” (Jn. 17, 21). Abrazar al pecador, es cierto, mas no el error y el pecado, Jesucristo, el Señor, acogía siempre a los pecadores, les perdonaba, más les exigía “no vuelvas a pecar”, llamaba siempre a la conversión. En el Sermón del Pan de Vida, nunca endulzó ni cambio su Palabra porque era dura y no entendían, y le abandonaban, y no dijo: “Quedaos y crea cada cual lo que su cabeza les diga”, volteo y dijo a sus Apóstoles: “¿ustedes también quieren irse?” (Jn. 6, 67). La fe es para creerse como la Verdad Revelada Divinamente que es. La Iglesia ha de trabajar, en esta pobre opinión, para lograr el retorno de los hermanos que se han alejado, que aun siendo hermanos, son ramas podadas del tronco frondoso de la Iglesia. Y siendo así, también se debe reconocer por parte de ellos el error tan grande de que en estos siglos se han separado y reconocer el camino de regreso, no siendo otro que renunciar al error y abrazar la Verdadera Fe, y la Iglesia abrirles los brazos como Madre que es, pero sin vender ni traicionar su Credo, para no ser “incomoda” con aquellos que se vuelven a sus brazos. Hoy también a nosotros como Iglesia, nos dice el Señor que si queremos dejarle, y ante este conflicto, parece pertinente hablar, siempre en la caridad.

Eminentísimo Sr. D. Juan Sandoval Iñiguez,
Cardenal - Arzobispo Emérito de Guadalajara
            Inmersos en esta situación tan conflictiva para la Iglesia, es que como laicos, preocupados por la Iglesia, nos atrevemos a levantar la voz, y pedir la preservación de la Fe Santa, Ortodoxa y fiel a la Santa Tradición y a la Sagrada Escritura. A ustedes, Padres Cardenales, que les ha sido encomendado Guardar la Fe, guardar la unidad de la Iglesia. Pareciera que el avivamiento de la Fe, está más en manos de los Fieles Laicos que los mismos Pastores, haciendo mención de esto, en la caridad y obediencia, fuera rebeldía a vosotros. Pero también es necesario, y como Hijos de la Iglesia lo pedimos, “¡Dadnos la Fe! Integra y Católica que hemos heredado de nuestros Padres, de Nuestros Abuelos, que hemos heredado de tantos Mártires y que aún hoy en nuestro tiempo, siguen derramando Sangre por Nuestra Fe en los países de Oriente Medio, esa Fe que Nuestros Santos Mártires Mexicanos testimoniaron y defendieron a costa de su vida”.

            Eminentísimos Padres Cardenales, Pastores de la Iglesia en México, es vuestro deber hablar y enseñar lo sano, lo santo y lo verdadero. La investidura que han recibido lo exige, como Pastores de la Iglesia Universal y como Padres del Colegio Cardenalicio. Defiéndanos la Verdad, puesto que en ella está contenida la Salvación de las Almas, y el camino seguro para encontrar a Jesucristo, Nuestro Señor, el Dios vivo y verdadero que se ha encarnado en el Seno de María Santísima, Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida.

Eminentísimo Sr. D. Carlos Aguilar Retes,
Cardenal - Arzobispo de Tlalnepantla
            ¿Qué debemos hacer como fieles católicos? Defender la Naturaleza del Dogma no es establecerse contra la Autoridad de la Iglesia, instituida por Jesucristo a Pedro, cuando le dijo que sobre él, como Piedra firme edificaría a la Iglesia, y bajo la promesa de que los poderes de Satanás no prevalecerían por encima de Ella (Mt. 16, 18 – ss). Creer de otra manera, no es sino un grave engaño del maligno, puesto que también el Señor, por defender la verdad, fue injuriado y crucificado. Hecho Signo de contradicción por el Eterno Padre para ser salvación de muchos, aferrándose  siempre a la verdad, no quedando callado. Y hoy se cumple aquello que Dios, por medio del profeta Isaías anunciaba: “Los guardianes de Mí Templo son ciegos, ignorantes, son perros mudos incapaces de ladrar, soñolientos, amigos de dormir; no saben entender, siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado” (56, 10 – 11), cuando es santidad de la Iglesia la unidad entre los Pastores, como enseña el Venerable Pio XII, siempre “bajo la caridad de Jesucristo”.

            Ya la Iglesia bastante lastimada está, no solo en su Doctrina, que se ha licuado, olvidando que es para Salvación, no para la atracción de las masas, La Iglesia no es quien debe adecuarse al mundo, sino el mundo entrar al Evangelio, buscar y velar por el establecimiento del Reinado Social de Jesucristo, como enseña el Glorioso Papa Pio XI, al proclamar la Solemnidad de Jesucristo Rey en la Carta Encíclica Quas Primas. Gracias a la entrada del protestantismo en la Iglesia, no tenemos sino frutos malos, Templos convertidos en verdaderos teatros y circos, usados completamente para cultos profanos, el Santísimo Sacrificio de la Misa, reducido a un espectáculo mundano, como si se tratara de una diversión, aplausos, bailes mundanos, Abusos Litúrgicos, pisoteando al Señor Real y Verdaderamente Presente en el Altar. El Templo, la Santa Misa, no es un teatro, es la Obra Salvífica de Jesucristo para la Iglesia, para la Humanidad. Y triste es ver y palpar, que los Pastores, vosotros, pareciera que no prestan atención a todo eso, permanecemos callados, Padres nuestros, cuando hay que hablar y corregir.

Eminentísimo Sr. D. Norberto Rivera Carrera,
Cardenal - Arzobispo Primado de México
            No es afán nuestro, crear rebeldía ni fomentarla, es por eso que nos atrevemos a recurrir a ustedes, siempre en obediencia y reverencia como Hijos de la Iglesia, abrazados siempre a Ella, puesto que como nos afirman siempre los Padres Apostólicos: “Fuera de la Iglesia no hay Salvación”.

            Sin más que agregar, pedimos, por el bien de la Iglesia, la respuesta a estas líneas que preocupados nos atrevemos a dirigirles. Pidiendo al Espíritu Santo, por manos de María, Estrella de la Nueva Evangelización, que bajo la Advocación de Guadalupe, ha bendecido nuestro Pueblo con el Don de la Fe en tiempos tan difíciles para nuestra Historia, y que Ella interceda de la misma manera ahora, en estos nuevos momentos difíciles, sociales, morales y espirituales decisivos para nuestra Patria y para Toda la Iglesia Universal. Y de la misma manera, les ilumine a ustedes, para Salvaguardar la Verdadera Fe, como siempre la ha enseñado la Iglesia, con coraje y valentía para cada una de vuestras Iglesias Particulares de que son Padres y Pastores.

            En fidelidad y caridad.


Mauricio Parra Solís
Mexicali, B. C.


Jaime Mauricio Zavala García
Salamanca, Gto.


Raziel Omar Pérez Hernández
Córdoba, Ver.

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