domingo, 3 de agosto de 2014

Reflexión Dominical


XVIII Domingo del Tiempo Ordinario
03 - Agosto - 2014

Alabado sea Jesucristo

Este Domingo nos invita a la confianza, pero tambien nos invita a hechar una mirada hacia dentro de nosotros mismos y preguntarnos como he buscado la manera de llevar a otros el Reino de Dios! El Profeta Isaias nos presenta el Reino como un Gran Banquete que se abre a todos los Hombres, y en modo especial a los mas necesitados. La Madre Teresa de Calcuta los llamaba "los mas pobres de entre los pobres", aquellos que el mundo mas denigra y deja de lado, los "poca cosa", pero que en realidad, son los mas valiosos que tiene el mundo. Tambien de un modo muy particular, San Pablo nos deja bien en claro que a pesar de todo lo que nos acontesca en nuestra vida, nada es capaz de hacer que Dios venga a nosotros, ni la circunstancia mas adversa que nos presenten lo puede hacer, pero si ay algo que puede hace que nos apartemos de ese maravilloso Amor que Dios nos tiene, y ese algo, somos nosotros mismos, que en nuestra libertad, nos vamos alejando cada vez mas de El y de su Amor. Y muchas veces le hechamos la culpa a Dios de lo que llega a pasar en nuestras vidas, cuando en realidad muchas veces pese a las circunstancias, somos nosotros quienes caemos en nuestros mismas trampas, lo que es lo mismo, nuestros errores. Y para no querer aceptar nuestra realidad y nuestra culpa, vienen a nuestra mente una serie de cosas y pensamientos por demas disparatados, unos dicen que el "karma", otros que fue castigo divino, etc., los unicos que nos castigamos somos nosotros mismos. Malgastamos nuestra libertad a nuestro antojo, y al alcanzarnos las consecuencias somos los primeros en huir y sacarles la vuelta, pero no en afrontarlos como es debido, sabiendo que no estamos solos, que pese aun las caidas, Cristo esta siempre con nosotros, siempre atento, siempre dispuesto a tendernos la mano. A pesar de esto, de que nosotros nos apartamos de Dios, a Dios, nada puede apartarlo de nosotros, siempre permanece ahi, en silencio, fiel, paciente y prudente, esperando a que nosotros retomemos el camino seguro, el no abandona, no suelta nuestras debiles manos, al contrario, siempre las sostiene y las aprieta contra su Corazón.

Por otra parte, el Evangelio nos presenta un relato Eucaristico, pero que no nada mas puede centrarse en el Misterio de la Santisima Eucaristia, Pan por excelencia para los pobres, sí, para los pobres de espiritu que buscan saciarse, para los limpios de corazón que buscan con ansias encontrarse cada dia mas con Dios, con sus hermanos. Nos presenta Jesús en sus palabras, ese "Dadles Vosotros de comer". No solamente se refiere al alimento material, sino que va aun mas alla, va a presentarnos una dinamica de interes en el projimo, de ir y salir, como nos dice el Papa Francisco: "Salir a las periferias", pero no un ir a las periferias y solamente gritar que la persona tiene dignidad, que la persona es amada por Alguien que se ha sacrificado por ella, que cada uno tiene un valor infinito que no del todo se ha sabido descubrir. No es ese salir a las periferias y gritar y hablar. Es un "dadles vosotros de comer" con la presencia, con el testimonio, con la preocupacion, no con la lastima, que eso solo embrutece la acción, nadie es digno de lastima, sino de hacerle saber que es valioso. Darle de comer al hermano, no dar las miserias, ni aquello que nos sobra, estamos invitados a dar de maneras distintas y complementarias entre ellas mismas. Una es, dar de aquello que apenas nos ajusta, si, asi es, si apenas lo tenemos para nosotros y es poco, aun eso poco darlo, no importa si nos quedamos sin ello para nosotros, la otra persona lo necesita mas que nosotros mismos, nosotros, si confiamos en el Amor que Dios nos tiene, El mismo, en su Providencia, nos dará mucho mas. Un servicio, que aunque no demos nada material, nos estamos dando a nosotros mismos, que es mas valioso y mayormente valorado por nuestro hermano, que muchas veces no nos pide materialmente, muchas veces solo necesitan tiempo, una palabra, un gesto para sentirse amados, para sentir que su vida vale la pena, que le interesan a alguien. Ese es "dadles vosotros de comer" que quien nos vea a nosotros vea ese amor y esa caridad que Dios nos tiene. Que no pase un solo dia que acerquemos a otra alma a los brazos de Dios. Porque asi, tambien nosotros mismos estaremos cada dia, un paso mas cerca de El, y un dia, para toda la Eternidad. Asi Sea.

Ave María Purisima...

 M. P. Solís