Recientemente en la
Audiencia General del Papa Francisco celebrada el pasado miércoles 18 de enero
ha tenido a bien recibir a herejes Luteranos, como parte de un encuentro Pseudo
ecuménico con motivo de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos,
resaltando ante todo que “Lutero tenía la intención de renovar la Iglesia, no
de dividirla”, cosa que es mentira ya a 500 años del inicio de la Herejía
Protestante.
Los historiadores, no encuentran
ningún fundamento para sostener que Lutero haya querido reformar las costumbres
de la Iglesia, en manera corrompida en su tiempo, sino de acabar con la
Doctrina Católica, y de ello hay muestra en numerosos escritos del Hereje al
decir: “Yo no impugno las malas costumbres, sino las doctrinas impías”. Y años después
insiste en ello: “Yo no impugne las inmoralidades y abusos, sino la sustancia y
la doctrina del papado”. “Entre nosotros –confesaba abiertamente-, la vida es
mala, como entre los papistas; pero no les acusamos de inmoralidad”.
Quito el valor salvífico de la Santa
Eucaristía, reduciéndola a solamente un mero recuerdo de la cena pascual, y no
como lo que es realmente el Sacrificio Redentor de Jesús. Como buen hijo de
satanás, Lutero acabo con lo que el mismo demonio más aborrece, primero la
Eucaristía y después el Culto a la Santísima Virgen María. Autores modernos, afirman
enérgicamente y dicho sea de paso con verdad al decir que Lutero no solo
destruyo el Cristianismo, sino acabo con toda la cristiandad.
Una Reforma nacida auténticamente
del Espíritu Santo, no suscita un desmembramiento espantoso, sino la cura de las
heridas. Una verdadera Renovación que necesitaba la Iglesia era en sus
costumbres, poco apegadas al Evangelio, más nunca en la Doctrina que nos han
dejado los Santos Padres de la Iglesia, los Sacrosantos Concilios que se han
celebrado para esclarecer cada vez más la Fe a la Luz del Paráclito, como
cumplimiento a la Promesa de Jesús al subir al cielo: “Me voy pero enviare un
Consolador que les enseñara a cumplir cuanto yo os eh enseñado” (Jn. 14, 26).
La “reforma” de división, solamente
es inspirada por aquel que desde un principio ha querido tomar el lugar de Su
Señor, del Demonio, acabar con la Doctrina de la Iglesia, en aras de una
llamada de atención, por más necesaria y válida que esta sea, fomentando y
teniendo como resultado un desmembramiento masivo de los miembros, cabe bien
resaltar las palabras de San Atanasio al hereje Obispo Arrio al saludarle como
“hijo de satanás”, lo mismo aplica sin lugar a dudas con Martín Lutero, que de
“medicina de la Iglesia” (Papa Francisco) y de “testigo del Evangelio”
(Documento Oficial por la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos),
no tiene absolutamente nada, y es más penoso y triste, que la propia Iglesia, a
la que el trato de destruir, quiera aplaudirle todos los grandes daños y tanta
sangre de Mártires que se ha derramado por defender la Fe de sus heréticas
doctrinas, quiera aplaudir.
Oremos, porque el Espíritu Santo,
que es Espíritu de Orden, asista con prontitud a la Iglesia, a nuestros
Obispos, al mismo Santo Padre, que le ilumine y se dé cuenta que lo único que
se está creando es una enorme confusión en la Iglesia, y tristemente, el creer
que todo va bien y la Iglesia está tomando respiros de renovado aire, no es
sino un engaño de Satanás, para confundir aún más. Afirmarlo por parte de
nuestros Obispos, es una alta traición a Cristo y a la Iglesia, por falsos
respetos humanos y miedo a perder sus cargos. Oremos para que el Espíritu Santo
despierte los corazones y mueva las conciencias hacia el encuentro con Dios que
nos salva, con Jesucristo Vivo. Hacia una verdadera Unidad de la Iglesia, sin
vender su Doctrina y mucho menos poner el Papado como alfombra por el cual
caminen encima los herejes.
“Ven Espíritu Santo, Don altísimo, claridad y verdad del Padre y del Hijo, que has hablado por los
Profetas, y has enseñado a cumplir todo aquello que Jesús nos ha enseñado, y
has revelado la Vida a los pequeños y sencillos. Asiste con la Claridad de tu
Luz a la Iglesia, Hija Amada del Padre, Cuerpo Visible de Cristo y Esposa fiel
de Tus Inspiraciones, enséñale a caminar verdaderamente por el camino de la
verdad, que sea signo visible de unidad y de caridad, para cumplir así la
Oración que Jesús elevo al Eterno Padre, de ser uno como El y el Padre lo son
por el vínculo perfecto de tú acción. Ven Espíritu Santo, y asiste al Santo
Padre, Dulce Cristo en la Tierra, ilumínalo para que nos confirme en la Verdad
de la Palabra Divina y en la recta interpretación de todo aquello que debemos
creer para salvarnos. Concede valentía a nuestros Obispos, que han sido
constituidos guardianes de la Fe Verdadera, que sepan defender la Verdad que
has enseñado a tu Esposa, la Santa Iglesia. Destierra de Ella, el viento
impetuoso de las herejías que buscan diabólicamente acabar con tú Obra de
Salvación. Te pedimos todo esto, por
intercesión de Aquella primera y fiel discípula de la Iglesia, tu Inmaculada
Esposa, la Virgen María, por Ella, por los méritos de su Inmaculado Corazón,
para glorificar el Triunfo del Corazón de Jesús, y el cumplimiento de las
Promesas que nos hizo en Fátima, y que el Demonio y Satanás, sea encadenado a
los abismos, y cese de propiciar a los hombres el veneno de la condenación
eterna, y de cribar a los elegidos de Dios, llenando de ajenjo a la Santa Madre
Iglesia Católica, a la que profesamos nuestro amor y fidelidad, al Sumo
Pontífice y a la Sana y Verdadera Doctrina. Concédenos por último, no solo
guardar en nuestros corazones la Palabra de Jesús, sino encarnarla en la vida
propia, y dar testimonio de ella en la Verdad y la acción. Ven Espíritu Santo,
y renueva con la claridad de tu Luz, la Faz de la Tierra. Amén”.
Mauricio Parra Solís
Esclavo del Inmaculado Corazón de María
Mexicali, B. C. 19 de Enero de 2017.
Año Jubilar del Centenario de las Apariciones de la Ssma. Virgen en Fátima.
Muy buena reflexión, Dios Omnipotente nos permita ver el TRIUNFO DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA.
ResponderEliminarSALVE MARÍA!!!