jueves, 19 de enero de 2017

Martín Lutero… ¿Un Reformador?

              Recientemente en la Audiencia General del Papa Francisco celebrada el pasado miércoles 18 de enero ha tenido a bien recibir a herejes Luteranos, como parte de un encuentro Pseudo ecuménico con motivo de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, resaltando ante todo que “Lutero tenía la intención de renovar la Iglesia, no de dividirla”, cosa que es mentira ya a 500 años del inicio de la Herejía Protestante.

            Los historiadores, no encuentran ningún fundamento para sostener que Lutero haya querido reformar las costumbres de la Iglesia, en manera corrompida en su tiempo, sino de acabar con la Doctrina Católica, y de ello hay muestra en numerosos escritos del Hereje al decir: “Yo no impugno las malas costumbres, sino las doctrinas impías”. Y años después insiste en ello: “Yo no impugne las inmoralidades y abusos, sino la sustancia y la doctrina del papado”. “Entre nosotros –confesaba abiertamente-, la vida es mala, como entre los papistas; pero no les acusamos de inmoralidad”.

           

Llegando al grado la “renovación de la Iglesia”, que tanto ha defendido Francisco, de llamar al Papa abiertamente demonio, tachándole que al Papa le debe la misma reverencia que al demonio si este se apareciere, haciendo menos daño que el Papa, afirmaba el Hereje Lutero. Tanta fue la “renovación”, que hizo desaparecer toda verdad de doctrina, acabando principalmente con la Sagrada Escritura, “Biblia para todos”, dejándola a la libre y errónea interpretación, y convirtiéndola en mero fanatismo de creer lo que cada cabeza creyera necesario al leerla. Quito la infalibilidad de la Palabra,  pisoteo la sucesión Apostólica, el Sacerdocio y el Episcopado, contenidos en la misma Palabra de Dios.

            Quito el valor salvífico de la Santa Eucaristía, reduciéndola a solamente un mero recuerdo de la cena pascual, y no como lo que es realmente el Sacrificio Redentor de Jesús. Como buen hijo de satanás, Lutero acabo con lo que el mismo demonio más aborrece, primero la Eucaristía y después el Culto a la Santísima Virgen María. Autores modernos, afirman enérgicamente y dicho sea de paso con verdad al decir que Lutero no solo destruyo el Cristianismo, sino acabo con toda la cristiandad.

            Una Reforma nacida auténticamente del Espíritu Santo, no suscita un desmembramiento espantoso, sino la cura de las heridas. Una verdadera Renovación que necesitaba la Iglesia era en sus costumbres, poco apegadas al Evangelio, más nunca en la Doctrina que nos han dejado los Santos Padres de la Iglesia, los Sacrosantos Concilios que se han celebrado para esclarecer cada vez más la Fe a la Luz del Paráclito, como cumplimiento a la Promesa de Jesús al subir al cielo: “Me voy pero enviare un Consolador que les enseñara a cumplir cuanto yo os eh enseñado” (Jn. 14, 26).

            La “reforma” de división, solamente es inspirada por aquel que desde un principio ha querido tomar el lugar de Su Señor, del Demonio, acabar con la Doctrina de la Iglesia, en aras de una llamada de atención, por más necesaria y válida que esta sea, fomentando y teniendo como resultado un desmembramiento masivo de los miembros, cabe bien resaltar las palabras de San Atanasio al hereje Obispo Arrio al saludarle como “hijo de satanás”, lo mismo aplica sin lugar a dudas con Martín Lutero, que de “medicina de la Iglesia” (Papa Francisco) y de “testigo del Evangelio” (Documento Oficial por la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos), no tiene absolutamente nada, y es más penoso y triste, que la propia Iglesia, a la que el trato de destruir, quiera aplaudirle todos los grandes daños y tanta sangre de Mártires que se ha derramado por defender la Fe de sus heréticas doctrinas, quiera aplaudir.

           

Es triste la calidad doctrinal que ha sumergido a Roma, a la Cátedra de San Pedro, vender la Doctrina de la Iglesia, y aplaudir lo que tanto daño ha causado, en favor de un FALSO ECUMENISMO, que altamente traiciona la misma Palabra de Dios y a Cristo mismo, la Esposa de Cristo se ha convertido en aquella mujer que le da veneno al propio esposo, y sin embargo, aun esta la promesa del Señor, que su Iglesia Santa prevalecerá aun contra los ataques del infierno, aun cuando, como afirma San Pablo, desde sus mismas entrañas aparecerán lobos con piel de ovejas que enseñarán doctrinas falsas desde adentro. Y triste es que los fieles, sucumben también ante el error, por estar disfrazado de detalles bonitos y llamativos, como si de atracción de masas se tratara y no de la salvación de las Almas.  Nos hemos vuelto, como Iglesia, incapaces de distinguir entre el agua pura y el agua envenenada, porque el veneno se ha camoflageado con lo sano, y es silencioso como el cáncer.

            Oremos, porque el Espíritu Santo, que es Espíritu de Orden, asista con prontitud a la Iglesia, a nuestros Obispos, al mismo Santo Padre, que le ilumine y se dé cuenta que lo único que se está creando es una enorme confusión en la Iglesia, y tristemente, el creer que todo va bien y la Iglesia está tomando respiros de renovado aire, no es sino un engaño de Satanás, para confundir aún más. Afirmarlo por parte de nuestros Obispos, es una alta traición a Cristo y a la Iglesia, por falsos respetos humanos y miedo a perder sus cargos. Oremos para que el Espíritu Santo despierte los corazones y mueva las conciencias hacia el encuentro con Dios que nos salva, con Jesucristo Vivo. Hacia una verdadera Unidad de la Iglesia, sin vender su Doctrina y mucho menos poner el Papado como alfombra por el cual caminen encima los herejes.

            “Ven Espíritu Santo, Don altísimo, claridad y verdad del Padre y del Hijo, que has hablado por los Profetas, y has enseñado a cumplir todo aquello que Jesús nos ha enseñado, y has revelado la Vida a los pequeños y sencillos. Asiste con la Claridad de tu Luz a la Iglesia, Hija Amada del Padre, Cuerpo Visible de Cristo y Esposa fiel de Tus Inspiraciones, enséñale a caminar verdaderamente por el camino de la verdad, que sea signo visible de unidad y de caridad, para cumplir así la Oración que Jesús elevo al Eterno Padre, de ser uno como El y el Padre lo son por el vínculo perfecto de tú acción. Ven Espíritu Santo, y asiste al Santo Padre, Dulce Cristo en la Tierra, ilumínalo para que nos confirme en la Verdad de la Palabra Divina y en la recta interpretación de todo aquello que debemos creer para salvarnos. Concede valentía a nuestros Obispos, que han sido constituidos guardianes de la Fe Verdadera, que sepan defender la Verdad que has enseñado a tu Esposa, la Santa Iglesia. Destierra de Ella, el viento impetuoso de las herejías que buscan diabólicamente acabar con tú Obra de Salvación.  Te pedimos todo esto, por intercesión de Aquella primera y fiel discípula de la Iglesia, tu Inmaculada Esposa, la Virgen María, por Ella, por los méritos de su Inmaculado Corazón, para glorificar el Triunfo del Corazón de Jesús, y el cumplimiento de las Promesas que nos hizo en Fátima, y que el Demonio y Satanás, sea encadenado a los abismos, y cese de propiciar a los hombres el veneno de la condenación eterna, y de cribar a los elegidos de Dios, llenando de ajenjo a la Santa Madre Iglesia Católica, a la que profesamos nuestro amor y fidelidad, al Sumo Pontífice y a la Sana y Verdadera Doctrina. Concédenos por último, no solo guardar en nuestros corazones la Palabra de Jesús, sino encarnarla en la vida propia, y dar testimonio de ella en la Verdad y la acción. Ven Espíritu Santo, y renueva con la claridad de tu Luz, la Faz de la Tierra. Amén”.



Mauricio Parra Solís
Esclavo del Inmaculado Corazón de María


            Mexicali, B. C. 19 de Enero de 2017. Año Jubilar del Centenario de las Apariciones de la Ssma. Virgen en Fátima.


1 comentario:

  1. Muy buena reflexión, Dios Omnipotente nos permita ver el TRIUNFO DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA.
    SALVE MARÍA!!!

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