El Sacramento del Bautismo, bien puede llamarse puerta de los
Sacramentos, pues el nos da acceso a todos los demas. Por medio de el, somos
liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, miembros de Cristo y
somos incorporados a la Iglesia y hechos participes de su Misión. (Sagrado Concilio de Florencia: DS 1314)
Bien lo define el
Catesismo Romano como: "Baptismus est sacramentum regenerationis per aquam
in verbo" (El Bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el agua y
la palabra) (Cath. R. 2, 2, 5) De la misma manera lo afirma Jesús mismo en el
Evangelio: "Si no renaces del Agua y del Espiritu".
La centralidad del
Sacramento corresponde de un modo especial al significado de la palabra,
proviene de la traducción griega baptizein que significa
"sumergir", "introducir dentro del agua". Simbolizando en
ello, sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo, donde sale por la
Resurrección con El, como nueva criatura. (Rm. 6, 3-4 / Col. 2, 12).
Es llamado tambien
"baño de regenración y renovación del Espiritu Santo", recordando el
pasaje del Evangelio, el agua y el Espiritu sin el cual "nadie puede
entrar en el Reino de Dios" (Jn. 3, 5).
Somos convertidos en hijos de la luz,
pues en este Sacramento recibimos al Verbo, "la luz verdadera que
ilumina a todo hombre" (Jn. 1, 9).
Mas en el proximo
apartado, trataremos las realidades que como bautizados recibimos, de las
cuales somos participes junto con Cristo, la herencia que recibimos en el
bautismo, la Fe que como pueblo de Reyes y Sacerdotes profesamos en común y que
hoy por desgracia vemos como algo de todos los dias y sin la atención que
debemos, que mas que como una convicción autentica, hechamos muchas veces en
sacos rotos. Y toda la riqueza que conlleva consigo este Sacramento del
Bautismo, instituido por Cristo, y puerta de la Vida de la Gracia, de la Vida
en el Espiritu.
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