domingo, 28 de abril de 2013

Maria en la Vocación


María, nos enseña con su si generoso a Dios el día de la Encarnación a no tener miedo y a confiar en el Plan que Dios tiene para nosotros, ella, es, después de Jesús el pilar mas importante en nuestra vocación, pues ella es quien mejor y por excelencia, nos puede encaminar a ese encuentro personal y definitivo con Cristo.

Ella, al igual que en Caná de Galilea, nos invita a *Hacer lo que el nos dice*, ella sabe muy bien el camino de nuestra vida, y por esa razón nos ilumina en nuestro caminar, y como ella, nosotros tenemos que entregarlo todo, y de la misma manera imitar sus virtudes tal preciosas y agradables a los ojos del mismo Dios, quien la escogió entre todas las criaturas.



Su humildad, es la primera de ellas, María la humilde, la escondida del mundo en el Plan de Dios, es como la estrella que guío a los sabios de oriente hacia el pesebre, que una vez que encontraron al Mesías desaparece de la vista, así es María una vez que hemos encontrado a Jesús, deja el camino libre para tener un dialogo de amor con el en una intimidad de santidad en nuestra vida, su humildad es tan perfecta que nos dice que ella es la esclava del Señor, pero ella sabe también que ante el, es la preferida, no deja de haber la humildad, pero sabe perfectamente cual es el plan en su vida, y no es otro mas que guiar a los hombres a la felicidad de la casa del Padre, también en eso consiste la humildad, no solamente en no tratar de brillar, sino también ver ante Dios y ante nuestros ojos las cualidades con las cuales hemos de servir a Dios por completo y no emplearlas para otra cosa sino para lo que el nos pide.

 María, la orante, cosa esplendida, en la oración fue cuando Dios le dio a conocer el Plan sobre ella, donde le revelo su favor, y como ella, nosotros también estamos llamados a eso, a conocer cual es ese plan para nosotros, y no podemos hacerlo de una mejor forma que por medio del silencio de la oración, con la cual, penetramos en el Corazón de Dios y elevamos nuestra vida a lo sobrenatural de la Divinidad, en la cual es Espíritu es quien nos habla en el corazón mucho antes que en la mente, porque en el corazón, es donde mejor sentimos y palpamos las cosas, sobre todo las que son para nuestro bien.

María es quien entrego a Jesús mismo al Padre para ser clavado en la Cruz, Jesús mismo fue su ofrenda por el mundo, fue natural que en su corazón hubiera dolor al ver morir a su carne, humanamente hablando, pero de un modo mas trascendente sabia que eso era lo que pedía el Padre, y no pensó un minuto en entregarlo, así nosotros también debemos darlo todo y darnos uno mismo, tenemos que ser como Jesús que ofrendo su vida, debemos ser esas Hostias de inmolación al Padre, debemos dejarnos transformar como lo hizo María, en un Sagrario viviente.

Que ella, sea quien nos conduzca hacia Jesús y sea ella quien lleve a perfecto termino la obra que Jesús ha iniciado en nosotros. Amen.

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