Segunda revelación
Unos dos o tres
meses después de la primera aparición, se produjo la segunda gran revelación. Escribe Margarita:
"El
divino Corazón se me presentó
en un trono de llamas, más brillante que el sol, y transparente como el
cristal, con la llaga adorable, rodeado de una corona de espinas y significando
las punzadas producidas por nuestros pecados, y una cruz en la parte superior...
la cual significaba que, desde los primeros instantes de su Encarnación, es decir, desde que se formó
el Sagrado Corazón, quedó
plantado en él la cruz, quedando lleno, desde el primer momento, de todas las
amarguras que debían
producirle las humillaciones, la pobreza, el dolor, y el menosprecio que su
Sagrada Humanidad iba a sufrir durante todo el curso de su vida y en Su Santa Pasión."
"Me
hizo ver, " continúa Margarita, "que el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres
y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio de
manifestar su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de
gracias, de santificación, y de salvación que contiene, a fin de que cuantos quieran rendirle y procurarle todo
el amor, el honor y la gloria que puedan, queden enriquecidos abundante y
profusamente con los divinos tesoros del Corazón de Dios, cuya fuente es, al
que se ha de honrar bajo la figura de su Corazón de carne, cuya imagen quería ver expuesta y llevada por mi
sobre el corazón, para
grabar en él, su amor y llenarlo de los dones de que está repleto, y para
destruir en el todos los
movimientos desordenados. Que esparcirá sus gracias y bendiciones por dondequiera que estuviere expuesta su
santa imagen para tributarle honores, y que tal bendición será como un último esfuerzo de su
amor, deseoso de favorecer a los hombres en estos últimos siglos de la Redención amorosa, a fin de apartarlos
del imperio de Satanás, al que pretende arruinar, para ponernos en la dulce libertad del
imperio de su amor, que quiere restablecer en el corazón de todos los que se decidan a
abrazar esta devoción."
En esta segunda
gran revelación, Nuestro Señor empezó a descubrir sus intenciones y formular
sus promesas. La imagen del Sagrado Corazón de Cristo es el símbolo de su ardiente amor hacia nosotros, el cual había entregado sin condiciones, y el Señor quería que esta imagen se expusiese en las casas o llevarse sobre el pecho en
forma de Medalla, ofreciendo as promesas de gracias y bendiciones a quienes lo
veneraban. Pero por el momento Margarita no podrá decir nada de lo que había visto pues no había llegado la hora. Estas revelaciones tendrán que pasar primero por muchos exámenes y sufrir mucha oposición. Y aún había mucho más que Jesús quiera revelar.
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