Con suma desgracia, podemos palpar una
realidad liturgica por demas deplorable y mediocre en muchos sentidos. Tanto en
la Celebración de la Santa Misa, bajo el Venerable Rito de San Pio V, como el
instaurado durante el Pontificado del Papa Pablo VI, se merece la mayor de las
dignidades, no por el hombre, no tan solo por la estetica y belleza de los
simbolos, sino ante todo, porque es el Culto por el cual tributamos a Dios toda
la Adoracion y gloria que le es merecida, no es unica y meramente una reunion
mas del Pueblo Cristiano para escuchar las Palabras del Maestro, las Palabras
de Vida Eterna.
No
se puede concebir un escudo de humildad unido a la mediocridad, "el
ornato litúrgico no esta reñido con la humildad, menos aun con la santidad",
se puede ser lo mas humilde posible, pero hay que saber dar a cada cosa su
lugar y sentido, no se puede asistir a las Celebraciones de Culto con lo
primero que encontramos en el armario, o con la misma ropa con la que dormimos.
El Señor, no solo se merece lo bueno, sino que merece siempre lo mejor.
A este
respecto podemos poner de relieve las acertadas palabras del Venerable Pastor
Angelico Pio XII que rezan: "Con la intención y el deseo de una
renovación litúrgica mezclan frecuentemente principios que en la teoría o en la
práctica comprometen esta causa santísima y la contaminan también muchas veces
con errores que afectan a la fe católica y a la doctrina ascética".
(Enc, Mediator Dei, 11). Por demas esta decirlo, palabras de gran
actualidad.
Cuanto
se ha comprometido en este campo. Con suma tristeza podemos palpar que incluso
los mismos Ministros del Altar han llagado este campo de suma importancia,
haciendo de la Liturgia un "circo" y en toda la extención de la
palabra, aunque suene para algunos es motivo de escandalo. Pero ante todo, es
deber de todo cristiano denunciar en conciencia el error para no caer en el con
premeditacion. No se vale, en el sentido de hacer amena la Celebración y mas
"agradable" a los parvúlos, cambiar de los ornamentos como lo es la
Casulla, los simbolos y las alegorias Eucaristicas y que hacen mencion de lo
mas sagrado para la Fe, por cosas que nada tienen que ver al respecto, como con
sumo dolor hemos visto, que se han cambiado por dibujos de super heroes y demas
extensas aberraciones. Esto, en vez de crear hacia los parvulos un amor y
agrado a lo Sagrado en la linea recta de la Doctrina Catolica, simplemente los
confunde en gran magnitud que ni el respeto merecido le saben apreciar. Y asi
podemos pasar el tiempo, hablando de todo aquello que no hace sino pisotear la
Sagrada Liturgia, pero esto sera arena de otro articulo. En nombre de la
humildad no se puede vaciar el depósito de la fe de sus legítimos signos y símbolos. ¿No es
suficiente la desacralización actual?...
La
dignidad tan altisima de la Liturgia amerita usar siempre lo mejor, pues no
venimos a dar paso a cualquier persona, sino al Señor mismo que viene en medio
de nosotros. A este relieve bien valdria la pena tomar nuevamente de relieve
las palabras del Papa Pio XII: "Sabéis muy bien que esta Sede
Apostólica ha procurado siempre, [...] con gran diligencia, que los sagrados
ritos resplandeciesen al exterior con la debida dignidad". (Enc. Mediator Dei, 9). El esplendor
Liturgico no es en pro de un esplendor superficialmente humano, sino que debe
rezaltar la realidad de lo Divino, que bien sabemos y estamos concientes, que
nada de lo que haga el ser humano en pro de dar la debida reverencia en este
asunto, sera suficiente, ni con todo el oro, ni con todas las piedras
preciosas, ni con las telas mas finas y exquisitas. Lo humano, siempre queda y
quedara opacado por el fulgor y el resplandor de lo Divino.
La Liturgia habla al hombre de una Realidad
invisible, de una Presencia que no pocos entienden, alaban y veneran con grande
fervor, la Presencia Real del Señor bajo las especies Sacramentales del Pan y
del Vino. La Liturgia habla en sus signos, habla en sus "protocolos"
y canones instaurados por la Autoridad de la Iglesia en la persona del Romano
Pontificado, y a este Sumo Pontificado, es menester procurar que "estas
iniciativas no se conviertan ni en excesivas ni en defectuosas"
(Mediator Dei, 10).
Siguiendo
las directrices en el ambito de la sana implementación liturgica, no podemos
dejar de lado y "observamos con gran preocupación que hay algunos,
demaciado ávidos de novedades, que se alejan del camino de la sana doctrina y
de la prudencia, pues con la intención y el deseo de una renovación liturgica
mezclan principios que en la teoria o en la practica comprometen esta causa
santisima y la contaminan tambien muchas veces con errores..."
(Mediator Dei, 11).
Por estas palabras, no queremos procurar la
critica a la Santa Iglesia, que ella en ningun modo tiene culpa, mas sin
embargo, por pocos y exagerados malos ejemplos de los clérigos, Ministros del
Altar, en caridad nos atrevemos a denunciar, pues "la pureza de la
Fe y de la moral debe ser la norma caracteristica de esta sagrada disciplina,
que tiene que conformarse absolutamente con las sapientisimas enseñanzas de la
Iglesia" (Mediator Dei, 12).
En conclusión, es menester hoy mas que nunca,
defender tan sublime Dignidad, no por el mero Rito externo, recordando que lo
importante es el Rito Interno con el cual se dispone el cristiano para recibir
la gracia de Su Señor, pero lo externo habla y fuerte a lo interno, de lo que
ven los ojos, muchas veces se alimenta el alma. No podemos mas, conformarnos
con actos meramente mediocres en favor de una falsa humildad, recordemos lo que
dice el conocido dicho: "A Dios el oro y al monje el lodo", la
verdadera humildad consiste en reconocer que lo poco es para uno y lo mucho es
para Dios, lo sencillo es para el hombre y lo excelso para el Creador, lo
simple para el que es llamado y lo maravilloso para que llama. No privemos a
Dios de la magnificencia del culto divino en aras de una falsa humildad.
Declaro
que en nada se pretende atentar contra el Sacrosanto Magisterio de la Iglesia,
y en todo nos sometemos a ella.
Mauricio
Parra Solis
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