domingo, 23 de junio de 2013

Dignidad de la Sagrada Liturgia


Con suma desgracia, podemos palpar una realidad liturgica por demas deplorable y mediocre en muchos sentidos. Tanto en la Celebración de la Santa Misa, bajo el Venerable Rito de San Pio V, como el instaurado durante el Pontificado del Papa Pablo VI, se merece la mayor de las dignidades, no por el hombre, no tan solo por la estetica y belleza de los simbolos, sino ante todo, porque es el Culto por el cual tributamos a Dios toda la Adoracion y gloria que le es merecida, no es unica y meramente una reunion mas del Pueblo Cristiano para escuchar las Palabras del Maestro, las Palabras de Vida Eterna.


No se puede concebir un escudo de humildad unido a la mediocridad, "el ornato litúrgico no esta reñido con la humildad, menos aun con la santidad", se puede ser lo mas humilde posible, pero hay que saber dar a cada cosa su lugar y sentido, no se puede asistir a las Celebraciones de Culto con lo primero que encontramos en el armario, o con la misma ropa con la que dormimos. El Señor, no solo se merece lo bueno, sino que merece siempre lo mejor.

A este respecto podemos poner de relieve las acertadas palabras del Venerable Pastor Angelico Pio XII que rezan: "Con la intención y el deseo de una renovación litúrgica mezclan frecuentemente principios que en la teoría o en la práctica comprometen esta causa santísima y la contaminan también muchas veces con errores que afectan a la fe católica y a la doctrina ascética". (Enc, Mediator Dei, 11). Por demas esta decirlo, palabras de gran actualidad.


Cuanto se ha comprometido en este campo. Con suma tristeza podemos palpar que incluso los mismos Ministros del Altar han llagado este campo de suma importancia, haciendo de la Liturgia un "circo" y en toda la extención de la palabra, aunque suene para algunos es motivo de escandalo. Pero ante todo, es deber de todo cristiano denunciar en conciencia el error para no caer en el con premeditacion. No se vale, en el sentido de hacer amena la Celebración y mas "agradable" a los parvúlos, cambiar de los ornamentos como lo es la Casulla, los simbolos y las alegorias Eucaristicas y que hacen mencion de lo mas sagrado para la Fe, por cosas que nada tienen que ver al respecto, como con sumo dolor hemos visto, que se han cambiado por dibujos de super heroes y demas extensas aberraciones. Esto, en vez de crear hacia los parvulos un amor y agrado a lo Sagrado en la linea recta de la Doctrina Catolica, simplemente los confunde en gran magnitud que ni el respeto merecido le saben apreciar. Y asi podemos pasar el tiempo, hablando de todo aquello que no hace sino pisotear la Sagrada Liturgia, pero esto sera arena de otro articulo. En nombre de la humildad no se puede vaciar el depósito de la fe  de sus legítimos signos y símbolos. ¿No es suficiente la desacralización actual?... 

La dignidad tan altisima de la Liturgia amerita usar siempre lo mejor, pues no venimos a dar paso a cualquier persona, sino al Señor mismo que viene en medio de nosotros. A este relieve bien valdria la pena tomar nuevamente de relieve las palabras del Papa Pio XII: "Sabéis muy bien que esta Sede Apostólica ha procurado siempre, [...] con gran diligencia, que los sagrados ritos resplandeciesen al exterior con la debida dignidad".  (Enc. Mediator Dei, 9). El esplendor Liturgico no es en pro de un esplendor superficialmente humano, sino que debe rezaltar la realidad de lo Divino, que bien sabemos y estamos concientes, que nada de lo que haga el ser humano en pro de dar la debida reverencia en este asunto, sera suficiente, ni con todo el oro, ni con todas las piedras preciosas, ni con las telas mas finas y exquisitas. Lo humano, siempre queda y quedara opacado por el fulgor y el resplandor de lo Divino.


La Liturgia habla al hombre de una Realidad invisible, de una Presencia que no pocos entienden, alaban y veneran con grande fervor, la Presencia Real del Señor bajo las especies Sacramentales del Pan y del Vino. La Liturgia habla en sus signos, habla en sus "protocolos" y canones instaurados por la Autoridad de la Iglesia en la persona del Romano Pontificado, y a este Sumo Pontificado, es menester procurar que "estas iniciativas no se conviertan ni en excesivas ni en defectuosas" (Mediator Dei, 10).

Siguiendo las directrices en el ambito de la sana implementación liturgica, no podemos dejar de lado y "observamos con gran preocupación que hay algunos, demaciado ávidos de novedades, que se alejan del camino de la sana doctrina y de la prudencia, pues con la intención y el deseo de una renovación liturgica mezclan principios que en la teoria o en la practica comprometen esta causa santisima y la contaminan tambien muchas veces con errores..." (Mediator Dei, 11).

Por estas palabras, no queremos procurar la critica a la Santa Iglesia, que ella en ningun modo tiene culpa, mas sin embargo, por pocos y exagerados malos ejemplos de los clérigos, Ministros del Altar, en caridad nos atrevemos a denunciar, pues "la pureza de la Fe y de la moral debe ser la norma caracteristica de esta sagrada disciplina, que tiene que conformarse absolutamente con las sapientisimas enseñanzas de la Iglesia" (Mediator Dei, 12).


En conclusión, es menester hoy mas que nunca, defender tan sublime Dignidad, no por el mero Rito externo, recordando que lo importante es el Rito Interno con el cual se dispone el cristiano para recibir la gracia de Su Señor, pero lo externo habla y fuerte a lo interno, de lo que ven los ojos, muchas veces se alimenta el alma. No podemos mas, conformarnos con actos meramente mediocres en favor de una falsa humildad, recordemos lo que dice el conocido dicho: "A Dios el oro y al monje el lodo", la verdadera humildad consiste en reconocer que lo poco es para uno y lo mucho es para Dios, lo sencillo es para el hombre y lo excelso para el Creador, lo simple para el que es llamado y lo maravilloso para que llama. No privemos a Dios de la magnificencia del culto divino en aras de una falsa humildad.

Declaro que en nada se pretende atentar contra el Sacrosanto Magisterio de la Iglesia, y en todo nos sometemos a ella.


Mauricio Parra Solis

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