Decimos que la Iglesia es
Católica, en el sentido de que la Iglesia es "Universal", es decir,
abierta a todos, en todos los tiempos, en todos los lugares. Mas no por ser
abierta, significa que ha de tomar todas las doctrinas y todos los puntos de
vista que existen, rayando en un sincretismo pernisioso que pone en riesgo no
solo su integridad como Madre de Fe, sino que pone en riesgo a todos aquellos
que la componen.
Reza maravillosamente una
frase de San Ignacio de Antioquía: "Allí donde esta Cristo, esta la
Iglesia Católica" (1), en la Iglesia, subsiste la plenitud del Cuerpo de
Cristo unido a su Cabeza (2), lo que implica que Ella recibe de El "la
plenitud de los medios de Salvacion" (3). Fuera de Cristo, Pastor
Universal del Rebaño de la Iglesia, no
puede haber ninguna comunión. Toda comunión esta propuesta de modo y figura que
todos sean uno, y mientras no haya unidad, no puede haber ninguna clase de
universalidad que sea caracteristica.
El Sagrado Concilio,
refleja de manera eminente este aspecto diciendo: "Todos los hombres estan
invitados al Pueblo de Dios. Por eso este pueblo, uno y unico, ha de extenderse
por todo el mundo a través de todos los siglos, para que así se cumpla el
designio de Dios, que en el principio creó una única naturaleza humana y
decidió reunir a sus hijos dispersos... Este carácter de universalidad, que
distingue al Pueblo de Dios, es un Don del mismo Señor, Gracias a este
carácter, la Iglesia Católica tiende siempre y eficazmente a reunir a la
humanidad entera en todos sus valores bajo Cristo como Cabeza, en la unidad de
su Espíritu" (4).
La Iglesia, como buena
Madre, esta siempre a la espera del regreso de sus hijos. A ninguno les niega
su regazo, cuanto mas al hijo rebelde. No podemos decir que ninguno de aquellos
que apostatas yacen fuera de sus brazos, que de buena voluntad deseen ser
acogidos son rechazados, sino todo lo contrario, como el hijo pródigo, son
revestidos de Cristo dentro de su Cuerpo. Pues como dice la Escritura Sagrada:
"Quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de
la verdad"
Podemos ver de una manera
extraordinaria la Doctrina de los Santos Padres acerca de la Catolicidad
(Universalidad) de la Iglesia, en sus catequesis y documentos, por ejemplo,
leemos en San Pacían de Barcelona: "Cristiano es mi nombre, y católico
mi apellido. El primero me denomina, mientras que el otro me instituye
específicamente. De esta manera he sido identificado y registrado... Cuando
somos llamados católicos, es por esta forma, que nuestro pueblo se mantiene
alejado de cualquier nombre herético." (5).
Por otra parte, San
Cirilo de Jerusalén, en su Catequesis, explica de modo sencillo pero con
profundidad la labor de la Iglesia, en esa universalidad que desde su Misión se
desarrolla: "La Iglesia es católica porque está esparcida por todo el
mundo; enseña en plenitud toda la doctrina que los hombres deben conocer; trae
a todos los hombres a la obediencia religiosa; es la cura universal para el
pecado y posee todas las virtudes" (6).
Por otra parte, el Santo Doctor
de la Iglesia, Tomás de Aquino, da tres puntos elementales para sostener que la
Iglesia es Católica. Lo que llamamos
"Teología de la Catolicidad":
La Iglesia es universal
en tres sentidos:
1. Se encuentra en todos
los lugares (7), teniendo tres partes: en la tierra, en el cielo y en el
purgatorio.
2. Incluye personas de
todos los estados de vida. (8)
3. No tiene límite de
tiempo desde Abel hasta la consumación de los siglos.
Por esta razón, deciamos
que la Iglesia es abierta en todos los tiempos y lugares, sin distinción
alguna.
Ser católico es creer en
la plenitud de la fe cristiana. Hoy hace falta recordarlo porque hay quienes no
reconocen a los católicos como cristianos. Quieren apropiarse del título
"cristiano" sólo para ellos. Crean así falsamente una mutua exclusión
entre ser "cristiano" y ser "católico". Dicen, por ejemplo:
"Yo era católico pero ahora soy cristiano". Preguntan: "¿Eres
cristiano o católico?". Los católicos debemos cuidarnos de no caer en la
trampa.
Cada cual es responsable del
don recibido. Hay cristianos que sin culpa desconocen algunas verdades
(eucaristía, confesión, etc.) Pero quien desprecia las doctrinas que conoce se
hace culpable. El cristiano debe esforzarse por conocer la doctrina verdadera y
completa (ortodoxia) y practicarla (ortopraxis).
Catequista
Mauricio Parra Solís
Mexicali, B.C., 06 de
Septiembre de 2013, Annus Fidei
1) S. Ignacio de
Antioquía, Smyrn. 8, 2
2) Ef. 1, 22 - 23
3) AG 6
4) Lumen Gentium, 13
5) San Pacían de
Barcelona, Carta a Sympronian
7) Cf. Rom 1,8
8) Cf. Gal 3,28
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