sábado, 26 de septiembre de 2015

Hora Santa Juvenil: Infusión del Espíritu Santo


Exposición del Santísimo Sacramento

Canto de Exposición:
                Entraré

Oración:
                Joven, estas en la experiencia que pocos pueden entender, que muchos buscan en su interior, pero están tan llenos de ruido que no son capaces de entrar en ellos mismos por miedo a encontrarse con todo lo que vienen arrastrando. Vacío que buscan llenar muchas veces con droga, con alcohol, con sexo o con dinero y deseo de bienes materiales. Eres dichoso porque haz descubierto que delante de ti, está un Bien aún mayor que puede llenarte sin necesidad de experimentar placeres del mundo, de los que constantemente eres presa en tu escuela, con tus amigos, en tu familia quizá, porque no está puesto en el centro de ellos el amor de Dios, sino el amor del mundo.

                Cierra tus ojos y desde tu corazón, empieza a clamar y a pedir la Presencia del Espíritu Santo en este lugar, sobre ti, ahora, clama que necesitas de El para entender lo que haces aquí en este momento, pero no solo lo clames con tu corazón, en silencio, alza tus manos y con tu boca, con tus palabras, dile:

VEN ESPIRITU SANTO, HAZ, QUE EXPERIMENTE TU PRESENCIA, DEJAME ENTENDER QUE HAGO AQUÍ.
VEN ESPIRITU SANTO, PORQUE ME SIENTO TAL VEZ VACIO,
PORQUE TENGO NECESIDAD DE ENCONTRAR LA RESPUESTA DE TODO LO QUE ME PASA Y NO LO ENTIENDO.
VEN ESPIRITU SANTO, PORQUE ME SIENTO CANSADO, NECESITO DESCANSAR
Y POR MAS QUE LO QUIERO NO ENCUENTRO EL DESCANSO QUE NECESITO.
VEN ESPIRITU SANTO… VEN ESPIRITU SANTO… VEN ESPIRITU SANTO…

                Hazlo con tus propias palabras…. Alza tus manos y pídele al Padre que se digne posar sobre ti Su mano con esa infusión del Espíritu Santo, que te deje experimentar su fuego, su paz. Que te deje experimentar esa suave brisa que calma, que alivia, que alimenta. Abre tu corazón para recibir al Espíritu Santo. Es la Promesa de Dios. EFETÁ – ABRETE…

Canto al Espíritu Santo:
“Ven Ven Espíritu Santo Ven Ven…

Cita Bíblica durante el Canto:

Sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo”. (Jn. 19, 22) 
“Yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para que este con Vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes lo conocen, porque mora en ustedes” (Jn. 14, 16 – 17)


Oración:
                               Ahora no lo alabes ni lo pidas con tu corazón solamente, abre tus labios para alabarle, para pedir que venga, el Ya está aquí, está tu lado, está inundando todo este lugar ahora mismo, abre tu corazón y comienza a sentirlo. Déjate inundar por este Fuego del Cielo, por este clima de fuego que viene a limpiarte, que viene a lavarte interiormente de todo aquello que vienes cargando, que te viene a limpiar. Es promesa de Jesús, que enviaría un Consolador. Cuantas veces en tus tristezas lo haz invocado? Cuantas veces en tus alegrías haz sentido que está a tu lado? Puedes sentirle ahora? El está aquí, ábrete y siéntelo…

Canto al Espíritu Santo:
                “El Espíritu de Dios está en este lugar”

               
Oración:
                               Esta es una mañana del Amor… de amor, porque aquí esta quien te ama, aunque no lo entiendas. Y tu estas aquí porque lo amas. Cuantos jóvenes son en el Grupo y cuantos estamos aquí delante de Él, gozándolo? Eres privilegiado. Es una mañana de Amor, porque te aseguro que de aquí no saldrás con las manos vacías sin haber experimentado Su Presencia y su Amor por ti. Que le quieres pedir? Que Don quieres que se pose sobre ti? Que fruto para ser mejor Cristiano, hijo, hermano? Jesús les dijo a sus Apóstoles: “Pidan y se les dará… busquen y encontrarán… cuanto más bueno les dará el Padre Celestial”

                               Pide, pide mucho y recibirás mucho. Todo lo que recibas es un regalo del Espíritu Santo. Pero debes pedirlo, aunque él te lo quiera regalar, le gusta que se lo pidas con los labios, háblale. Dile que llene cada vacío, que llene hasta lo más profundo de tu corazón, déjate recibir su Amor. Lo necesitas, lo buscas y quizá no sabes cómo ni dónde encontrarlo, alza tu mirada y contémplalo, El está aquí delante de Ti, míralo, no solo es Pan, es Jesús completo que se da para que lo comas, para que lo disfrutes, para que lo saborees en cada migaja. Pídele que te llene de su Amor, dile:

Ven Señor y lléname, necesito de Tu Espíritu…
Ven Señor y lléname.
Dame tu amor. Lléname….

Canto al Espíritu Santo:
                “Ven Señor y Lléname”
                “Ven, Santo Espíritu”

Meditación de los Muchachos y Bendición con el Santísimo.


A Mayor Gloria de la Santísima Trinidad

Catequista Mauricio Parra Solís, DREBP







domingo, 20 de septiembre de 2015

De la Devocion a la Santisima Virgen


Cuanto amor debería encender hasta el último rincón de nuestras venas el tan sólo recordar con un suspiro el Dulcisimo Nombre de María. Ante quien todo el coro angélico y de Bienaventurados alaban y glorifican como verdadera Madre, Reina y Señora. En medida ninguna podemos decirnos Cristianos si nuestra lengua no arde en un grito unánime de alabanza a la Madre de Dios. Pues de grandísima forma la ha honrado la Trinidad Santísima, que no sólo ha sido elevada como Reina, sino que todas las Misericordias ha dispuesto que lleguen a nosotros por medio de sus inmaculadas manos.

Oh gloriosa presencia siempre constante llena de ternura y compasión como ninguna jamás después del Padre se ha visto ni oído, que en el orden de la predestinación gloriosa haz formado parte no sólo para hacer llegar en tu medio la Salvación, sino que por medio de Ti, es glorificado el Dios Trino y Uno, la Majestad entera en Ti encuentra la Más elevada morada donde recrearse y reposar para ser así en encuentro más cálido, y que en ningún lugar se haya semejante complacencia, cuanto desde el primer pensamiento del Padre haz sido creada en idea, imagen y gracia. Que poca es la Alabanza que te puede la criatura tributar que de tan excelza majestad gozas, porque mientras más sube el alma a tu Encuentro, las es elevada hasta encontrar el Infinito que da razón al finito limitado de Nuestra pobre existencia. Y puesto que toda alabanza que te es rendida es una corona adornada que presentas al Padre es necesario que cada vez crezca esta alabanza para glorificarlo por medio tuyo, que no encuentra mejor contento el Esposo que ver a la Amada que le presenta obsequios.

Por eso en constante suplica y regocijo caemos postrados a tus plantas, porque eres oasis que desborda un manantial de Aguas purísimas, vivas y ricas  para llenar el alma hasta hacerla reflejo luminoso, y cuanto más reflejamos, más se regocija el Padre porque nuestra alma se funde a tu Corazón Purisimo.

"Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi" y por imitación filial también la Madre debe vivir en nosotros, porque sólo así el hijo puede vivir a plenitud. De manera que no yerra aquel que llegue a decir en inspiración iluminada del Divino Espíritu que glorifica a la Esposa: "Ya no soy yo quien vive, es María que vive en mi, que me ha tomado y me ha formado para que el Cristo de sus Entrañas viva en mi". Reflejando la dulzura de la Madre es como podremos reflejar la Bonanza del Hijo. Porque la Madre se complace en ver que cumplimos cuanto manda por Misericordia el Espíritu al Alma.

La Teología Mariana en su sencillez vivida, consiste en llegar a Jesús por medio de María, como enseña el Santo de Montfort, puesto que Ella nos enseña la Obediencia de Jesús en su "haced lo que El os diga" y de tal modo Jesús honra a María que la ha dispuesto como camino seguro y luminoso, madre y Señora nuestra a los pies de la Cruz. Puesto que ha recibido de Dios particular dominio sobre las almas para alimentarlas y hacerlas crecer; los predestinados todos están encerrados en el seno de María; sacan todo su alimento espiritual y toda su fuerza de María (El Secreto de María, 14). Ir a Jesús por María es verdaderamente honrar a a Jesucristo, pues dar a entender que por razón de nuestros pecados, no somos dignos de acercarnos directamente ni por nosotros mismos a su infinita santidad... Para que sea Ella nuestra abogada y medianera (El Secreto de María, 36).

Hno. Mauricio de la Cruz