El eminente Pontífice León XIII, velando por la seguridad de la Iglesia Católica y en bien de la salvación eterna de las almas, habló enérgicamente de Satanás y de la masonería en su Encíclica Humanum, del 20 de abril del año 1884: “El humano linaje, después de haberse, por envidia del demonio, miserablemente separado de Dios, creador y dador de los bienes celestiales, quedó dividido en dos bandos diversos y adversos, de los cuales uno combate asiduamente por la verdad y la virtud… es el reino de Dios en la tierra, es decir, la verdadera Iglesia de Jesucristo… el otro es el reino de Satanás, bajo cuyo imperio y potestad se encuentran todos los que, siguiendo los funestos ejemplos de su caudillo…acometen empresas contra Dios… En nuestros días, todos los que favorecen la peor parte parecen conspirar a una y pelear con la mayor vehemencia, siéndoles guía y auxilio la sociedad que llaman de los Masones… audacísimamente se animan contra la majestad de Dios, maquinan abiertamente y en público la ruina de la Santa Iglesia,” (1). El Papa León XIII ha desenmascarado a un enemigo sumamente peligroso, definitivamente quien está atrás de la masonería es el enemigo de nuestra salvación eterna: Satanás, padre de la mentira y del engaño. “…hemos resuelto declararnos de frente contra la misma sociedad masónica, contra el sistema de su doctrina, sus intentos y manera de sentir y obrar, para más y más poner en claro su fuerza maléfica e impedir así el contagio de tan funeste peste.” (2). El ilustre padre Julio Gheldof, en su obra: El católico ilustrado, claramente define la secta de los Masones: “La secta de los Masones es una sociedad satánica que tiene por objeto el destruir la Iglesia Católica y la moral cristiana o sea el reino de Jesucristo en el mundo, para poner en su lugar el reino del Naturalismo que es el reino de Satanás.” (3). La secta masónica, como su padre Satanás, obra con astucia y con mentiras: “Tenemos que habérnoslas con un enemigo astuto y doloso que, halagando los oídos de pueblos y príncipes, se ha cautivado a unos y otros con blandura de palabras y adulaciones.Al insinuarse con los Príncipes fingiendo amistad, pusieron la mira los masones en lograr en ellos socios y auxiliares poderosos para oprimir la Religión Católica, y para estimularlos más acusaron a la Iglesia con porfiadísima calumnia de contender envidiosa con los Príncipes, sobre la potestad y reales prerrogativas.” (4). Satanás, padre de la mentira se esconde en las tinieblas, en el engaño, en la simulación, por esto Santa Teresa de Jesús le llama: “amigo de mentiras, y la misma mentira” (5). El Papa León XIII indica una táctica de combate: “quede sentado que lo primero que procuréis sea arrancar a los masones su mascara para que sean conocidos tales cuales son;” (6). La secta masónica es un peligro para la salvación eterna de las almas, por esto, la Iglesia castiga con severísimas penas a los católicos que se inscriben en tan perniciosa sociedad que se alza contra la majestad de Dios. Santo oficio: “…cierto es en primer lugar que están castigados con excomunión latae sententiae, la masónica y otras sectas de la misma especie que… maquinan contra la Iglesia o los poderes legítimos, ora lo hagan oculta, ora públicamente…” (7). “De ninguna manera puede permitirse que los masones, en forma oficial, o sea deputados por la secta, se hallen presentes al Santo Sacrificio de la Misa y demás oficios eclesiásticos. También ha de prohibirse que el clero de oídos a las imposiciones o deseos de los masones a fin de que se celebren Misas u oficios eclesiásticos como acordados o pedidos por los masones, o anunciados como tales en invitaciones y periódicos.” (8). Derecho Canónico: “Los que dan su nombre a la secta masónica o a otras asociaciones del mismo género que maquinan contra la Iglesia o contra las potestades civiles legitimas, incurren ipso facto en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica.” (9). “Están privados de la sepultura eclesiástica, a no ser que antes de la muerte hubieran dado alguna señal de arrepentimiento: Los notorios apóstatas de la fe cristiana, o los notoriamente afiliados a una secta herética o cismática o a la secta masónica u otras sociedades del mismo género.” (10). Pertenecer o colaborar de cualquier modo en la secta masónica, equivale a pertenecer al bando de Satanás. “Pero el que no me ama, no practica mi doctrina.”(11).
Roberto Morales.
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1.- Papa León XIII, Encíclica: Humanum (1), 20 de abril de 1884.
2.- Encíclica: Humanum (2).
3.- Padre Julio Gheldof, El católico ilustrado, año 1913, pagina 170.
4.- Encíclica: Humanum (13).
5.- Vida de Santa Teresa de Jesús, 25, 21.
6.- Encíclica: Humanum (16).
7.- Instrucción del Santo Oficio del 10 de mayo de 1884.
8.- Instrucción del Santo Oficio del 5 de julio de 1878.
9.- Código de Derecho Canónico, canon 2335.
10.- Código de Derecho Canónico, canon 1240.
11.- Evangelio de San Juan XIV, 23.
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