domingo, 23 de abril de 2017

Credo Eucarístico


Creo en Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, Real y Verdaderamente Presente en el Santísimo Sacramento del Altar, que fue concebido por Obra y Gracia del Espíritu Santo, que fue encarnado en el Vientre Virginal de la Hija de Sión, María Santísima; convertida en Primer Templo y Sagrario de la Presencia Sacramental del Hijo de Dios,  y por la Gracia Santificadora de este mismo Espíritu se encarna en la Fragilidad de un Pan Puro, conmemorando incruentamente la Cena Pascual, donde tomándole en sus Santas y Venerables Manos, bendijo al Eterno Padre, y distribuyéndolo entre los Apóstoles, lo consagro diciendo: “Tomad y Comer este es mi Cuerpo; Tomad y bebed que esta es Mi Sangre que se derrama por todos vosotros y por todos los hombres para la Remisión de los Pecados”, constituyendo así la plenitud de su Pascua, cuando colgando del Madero de la Cruz, Ofreció su Cuerpo y Sangre en total plenitud del sacrificio de Redención, Ofreciéndose en Oración, Alabanza y Santidad hasta la consumación de los Tiempos, y constituyendo a su Esposa Inmaculada, la Iglesia, Celebra el Misterio de Caridad de manos de sus Ministros.

Creo con esperanza y caridad cuanto has enseñado, que al comer tu Cuerpo y Beber Tú Sangre alcanzaré la Vida Eterna, y viviendo en Gracia y Santidad podré gozar de contemplarte Cara a cara en la Jerusalén del cielo. Creo y Espero que me alcanzaras la Gracia de recibirte sin pecado, y la devoción para valorar Tú Presencia en cada Sagrario de la Tierra, amarte y hacerte amar. Me darás la gracia de poder reparar todos los ultrajes que te hacemos ingratos.

Creo firmemente que este Alimento es viatico y consuelo, fortaleza y alivio para este Valle de Lágrimas, que al acudir a tu encuentro delante de tu Sagrario, encuentro seguro alivio a mis males y consuelo en mis miserias, liberación de mis ataduras y sanación de mis dolencias del alma y del cuerpo. Creo que estas Presente en cada Tabernáculo de la Tierra y que Reinas Silencioso y Escondido detrás de las Especies Sacramentales. Que desde ahí sostienes al mundo y provees a Tú Iglesia el  auxilio.

Alcánzanos como lo esperamos, el perdón de nuestros pecados y salvación que esperamos, mientras levantamos las manos al cielo, en oblación pura.

Gloria, Honor y Alabanza sean dados eternamente al Santísimo y Divinisimo Sacramento. Amén

Mauricio P. Solís
Esclavo Eucarístico del Inmaculado Corazón de María


            Mexicali, B.C., 21 de Abril de 2016. Octava de Pascua. Año Jubilar por el Centenario de las Apariciones de Nuestra Señora en Fátima.

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